Photo : Lea Crespi
Durante los próximos meses, el blog del Jeu de Paume extenderá su ámbito de debate desde las prácticas artísticas y culturales contemporáneas hacia las políticas del cuerpo, del género y de la sexualidad. Mi intento consistirá en “instalar” en la habitación digital de una institución cultural, un blog de filosofía transfeminista. Un acto que, dada la resistencia de los museos franceses para hacerse eco de las políticas de insumisión de género y sexual, imagino tan profano y precario como la instalación de un nicho de ratas en una sala de deporte. Si pienso en las ratas es porque la Galería del Jeu de Paume, antes de convertirse en galería de arte, fue la más insigne sala parisina del juego de pelota de mano, uno de los más antiguos deportes de raqueta, ancestro de la pelota vasca, que consistía en golpear con la mano una pelota hecha, según cuenta la leyenda, de piel de rata. Fue en otra sala dedicada al jeu de paume, en Versalles, donde el 20 de junio de 1789, la Asamblea nacional francesa se declaró constituyente contra los designios del Rey dando así origen al proceso de transformación social que llevaría por nombre Revolución francesa. Como un día se levantó el tercer estado contra el poder soberano del Antiguo Régimen, se levantan hoy las ratas sin piel del capitalismo cognitivo llamando a una revolución somato-política y sexo-semiótica: maricas, bolleras, feministas, yonkis, migrantes, sin papeles, seropositivos, trabajadores sexuales, tullidos, transexuales, transgénero… el juego de ratas ha comenzado. La revuelta palpita en la ratonera digital del Jeu de Paume.